Resulta conocido que una población tan expuesta a la radiación solar como es la española, paradójicamente, presenta unos niveles de vitamina D insuficientes.
Por otra parte, la epidemia de COVID se ha cebado con especial intensidad en nuestro país.
Pues bien, precisamente la vitamina D juega un papel de primer orden en el mantenimiento correcto de la inmunidad celular, tanto por su papel como regulador epigenético como por su potencial para la presentación de antígenos por parte de las células inmunitarias.
En este articulo repasamos las propiedades de la Vitamina D.
¿Por qué debemos suplementarnos con vitamina D?
Simplemente porque casi la totalidad de la población (infantil y adulta) estamos deficitarios de esta peculiar “vitamina”, puesto que en realidad se comporta como una hormona.
La siguiente cuestión que se plantea es, y ¿por qué un país con tanta radiación solar como el nuestro, muestra niveles deficientes de vitamina D entre su población?
Son múltiples los factores implicados, entre los que podemos citar los siguientes:
- Pasamos muchas horas entre “cuatro paredes”, ya sea para trabajar, estudiar, actividades de ocio y sociales o incluso para ¡practicar deporte.
- A esta situación debemos añadir el hecho del uso de protectores cutáneos (ropa, sombreros, gafas de sol) y de fotoprotectores que impiden el paso de la radiación ultravioleta a través de la piel.
- Pero es que además la contaminación ambiental constituye un verdadero obstáculo (como un filtro) al paso de la beneficiosa radiación solar para nuestra piel.
- También la dieta juega su papel determinante: ¿Cuántas personas están dispuestas a ingerir de forma diaria aceite de hígado de bacalao, varios huevos al día o vísceras de animales?
Sin duda la suplementación de una vitamina D de calidad puede solventar en gran parte el problema del déficit de aporte de esta vitamina cuando no se puede obtener adecuadamente a través de la piel.
Y es que cuando se toma el sol (con prudencia, tal y como aconsejan los dermatólogos), o se ingieren alimentos ricos en ella, se produce una doble trasformación, primero a nivel hepático (con su conversión a 25- hidroxi- vitamina D) y posteriormente a nivel renal produciendo el metabolito activo: el 1,25 di hidroxi vitamina D o Calcitriol.
Una vez esta singular hormona está activada, necesita unirse a un receptor de membrana específico común en la mayoría de células del cuerpo humano: el receptor VDR.
Hoy en día, y gracias a los estudios genéticos, se sabe que determinadas personas adolecen de un defecto del receptor VDR, por lo que precisarán dosis mucho más elevadas para combatir eficazmente las infecciones y regular el metabolismo óseo fosfo-cálcico (evitando así la osteopenia y la sarcopenia).
Propiedades de la vitamina D
A parte de regular el sistema inmunitario, la vitamina D también está implicada en procesos tan dispares como:
- La prevención de tumores (por su papel inmunoregulador)
- El control del dolor
- La regulación del estado de ánimo (mejorando el humor en pacientes con síntomas depresivos).
- En cuanto a su capacidad para regular el Sistema Inmunitario, es sabido que actúa tanto a nivel de la Inmunidad innata como adquirida y por mecanismos bien diferenciados. De esta forma, una deficiencia en Vitamina D conlleva a un aumento de infecciones (incluidas las víricas, bacterianas o protozoarias), enfermedades alérgicas y también patologías autoinmunes.
Su papel inmunoestimulador
Una vez la vitamina D se une a su receptor, puede ejercer su papel inmunoestimulador de diversas formas:
- Activando la transcripción de péptidos específicos (como la beta 2 defensina y la catelicidina) por parte de Neutrófilos y Macrófagos, quienes se encargarán de desestabilizar la membrana del agente patógeno y con ello su lisis.
- Mediando en la presentación de Antígeno por parte de la célula presentadora de antígenos (si los niveles son deficientes, estas células no reconocerán al antígeno viral dejándole “pasar” cual sustancia inofensiva)
- A nivel epigenético, interfiriendo con la vía de señalización MAPK (impidiendo la llegada al núcleo de la partícula viral), impidiendo la replicación viral o bacteriana en caso de que llegue alcanzar el núcleo el agente infeccioso y además regulando unos 900 genes con propiedades anti-infecciosas. De esta forma es capaz de inducir la síntesis de citoquinas antinflamatorias en los macrófagos así como inhibir la producción de citoquinas pro-inflamatorias (TNF alfa, IL-2 y FNT)
En el caso concreto de una infección por SARS 2 COVID se ha evidenciado que es capaz de modular la permeabilidad pulmonar a través de la modulación de la expresión del receptor ACE 2 (del sistema Renina Angiotensina).
En efecto, se conoce que la vía de entrada de este patógeno en el cuerpo humano es precisamente a través de su unión a este Receptor, que en pacientes hipertensos tratados con inhibidores de la ACE 2 se produce una sobreexpresión de este receptor a nivel pulmonar (y por ello son un grupo de especial riesgo para desarrollar una forma grave de COVID).
A raíz de los expuesto, resulta lógico recomendar una suplementación diaria de vitamina D en personas vulnerables, tales como niños y jóvenes (por su alto consumo en la formación de tejido óseo) como personas de edad avanzada (por su disminución fisiológica en sangre con la edad), así como mujeres embarazadas y personas en riesgo de sufrir infecciones.
Obvia decir que en una situación de pandemia COVID como la que estamos viviendo actualmente resulta altamente recomendable una suplementación a toda la población, pues todos estamos expuestos a este agente viral del que no tenemos anticuerpos de memoria al tratarse de un agente infeccioso nuevo para nuestro sistema inmunitario.
¿Cuál es la dosis recomendada de Vitamina D?
A priori, y sin conocer los niveles séricos del paciente, se puede prescribir una dosis diaria de 10.000 ui/día, dosis que puede parecer muy alta pero que resulta necesaria para garantizar unos depósitos adecuados de esta vitamina, pudiendo en las semanas posteriores emplear unas dosis de mantenimiento de 5.000 ui/día.
Con todo, se hace preciso controlar los niveles séricos de esta vitamina, por cuanto al tratarse de una vitamina liposoluble, existe un riesgo de sobredosificación (con efectos secundarios variables, desde malestar y cefalea hasta toxicidad hepática). A nivel de prevención ósea, se aconseja alcanzar unas concentraciones plasmáticas del rango de 40-60 ng/ml, pero si lo que se desea es obtener unos niveles óptimos de prevención frente a infecciones víricas, lo deseable es que la monitorización muestre unos niveles del rango de 80 ng/ml.
En conclusión, ante una situación de emergencia sanitaria por la infección COVID-19 y con una población deficitaria de vitamina D, se recomienda una profilaxis y tratamiento con dosis elevadas diarias (10.000 ui) con objeto de fortalecer el Sistema Inmunitario así como interferir el ciclo vital del virus una vez ha infectado las células del huésped.
Ello unido a una dieta adecuada rica en proteínas y grasas de buena calidad (para fabricar anticuerpos y flexibilizar los procesos bioquímicos), una correcta gestión del estrés (con suplementos de magnesio o triptófano) y un sueño reparador mantendrán a raya a este peculiar enemigo conocido como SARS 2 COVID.
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